Pensé que tenía un poco de pelusa atascada en el cinturón de seguridad… hasta que se movió.
Ese pequeño movimiento se convirtió en una pesadilla cuando me di cuenta de que mi coche había sido invadido por Solífugos, también conocidos como arañas camello, arañas del sol o escorpiones del viento. No son venenosos, pero su velocidad, su aspecto inquietante y su mordida dolorosa son suficientes para incomodar a cualquiera.
El primero estaba encajado entre el cinturón y la tapicería. Pronto vi más: en el asiento trasero, cerca de la bisagra de la puerta. Se camuflaban tan bien en el coche que casi no los noté. Sus mordidas pueden causar dolor agudo, hinchazón, enrojecimiento y posible infección si no se tratan.
Para mantenerlos fuera, aspira a fondo, sella grietas, evita aparcar en zonas secas con matorrales y usa repelentes naturales como aceite de menta o cítricos. Mantén la comida fuera del coche, ya que las plagas atraen a estos depredadores.