Oficial Patrulla Femenina Desapareció en 1991 — 13 Años Después Obrero Encontró Esto…

oficial patrulla femenina. Desapareció en 1991. 13 años después obrero encontró esto. Vicente Morales llevaba 15 años trabajando en la construcción. A sus 42 años había excavado más cimientos de los que podía recordar, pero nunca había encontrado algo como lo que yacía enterrado a 2 m de profundidad

en el terreno valdío de la colonia americana.
Oiga, jefe, venga a ver esto”, gritó Vicente a su supervisor, limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano manchada de tierra. El capataz, Armando Ruiz, se acercó arrastrando los pies. “¿Ahora qué, Vicente? Llevamos retraso con esta obra.” Vicente señaló hacia el hoyo que había estado

cabando para los cimientos del nuevo edificio de apartamentos. “Mire ahí abajo.
Eso no es normal.” Armando se asomó y entornó los ojos. Parcialmente enterrado entre la tierra y los escombros, se veía algo que parecía tela azul marino. No era la típica basura que encontraban en estos terrenos. “Trae la escalera”, ordenó Armando. “Vamos a sacar eso de ahí antes de que vengan los

inspectores.
” Vicente bajó con cuidado al hoyo. Al acercarse más, su estómago se contrajo. La tela azul marino tenía la forma y el diseño característicos de un uniforme policial. Pero lo que realmente lo hizo retroceder fue el pequeño objeto metálico que brillaba junto a la tela, una placa de identificación

policial. Armando, llame a la policía ahora mismo.
20 minutos después, el terreno estaba acordonado. La detective Carmen Vázquez de la Procuraduría de Justicia de Jalisco examinaba los restos con expresión seria. Tenía 38 años y llevaba 12 en casos de homicidios, pero algo en esta escena le resultaba familiar. ¿Quién encontró esto?, preguntó Carmen

al oficial uniformado que había llegado primero.
El obrero de allá, Vicente Morales, dice que estaba acabando para los cimientos cuando encontró el uniforme. Carmen se acercó a Vicente, quien esperaba nerviosamente junto a la camioneta de la empresa constructora. “Señor Morales, necesito que me cuente exactamente qué pasó.” Vicente se quitó el

casco de construcción. Pues mire, detective, yo estaba acabando normal, como siempre hago.
Al llegar a los 2 metros, la pala pegó contra algo duro. Pensé que era una piedra grande, pero cuando limpié la tierra vi que era tela azul. Al principio pensé que era basura, pero luego vi que tenía forma de uniforme. ¿Movió algo más? No, no toqué nada más. No más limpié un poquito la tierra para

ver mejor. Y ahí fue cuando vi la placa.
Carmen regresó al hoyo donde el equipo forense ya había comenzado a trabajar. El uniforme estaba en estado de descomposición avanzada, pero la placa de identificación era legible. Esperanza Herrera, agente 1247, policía de Guadalajara. El nombre le sonaba familiar. Carmen regresó a su vehículo y

consultó su radio. Central, necesito que revisen los archivos de personas desaparecidas.
Nombre Esperanza Herrera. agente de policía número de placa 1247. La respuesta llegó en 5 minutos. Detective Vázquez. Esperanza Herrera fue reportada como desaparecida el 23 de septiembre de 1991, última vez vista saliendo de su turno nocturno. Caso archivado como abandono de dutes. Carmen sintió

un escalofrío. 13 años.
Esta mujer había estado enterrada aquí durante 13 años y todos pensaban que había abandonado su trabajo. Al día siguiente, Carmen visitó la dirección que aparecía en el expediente de Esperanza Herrera. La casa estaba en la colonia Lomas de Guevara, una zona de clase media trabajadora. Una mujer

abrió la puerta. Señora Herrera.
Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarla? Carmen mostró su identificación. Soy la detective Carmen Vázquez. Necesito hablar con usted sobre su hija esperanza. El rostro de la mujer se descompuso. Encontraron algo dónde está mi hija, señora. ¿Hay alguien más de la familia con quien pueda hablar? El esposo

de esperanza, hermanos. Mi hijo Rodrigo vive aquí conmigo.
Él nunca dejó de buscar a su hermana. Rodrigo, ven acá, por favor. Rodrigo Herrera apareció desde la cocina. Era un hombre de 35 años, complexión fuerte, con manos callosas de trabajador. Sus ojos mostraban la fatiga de alguien que había cargado con una preocupación durante muchos años.

Detective, ¿tiene noticias de esperanza? Carmen pidió que se sentaran. Señor Herrera, encontramos el uniforme y la placa de identificación de su hermana en un terreno valdío de la colonia americana. Tengo que informarles que esto ahora es una investigación de homicidio. La madre comenzó a llorar.

Rodrigo permaneció en silencio por un momento. Luego golpeó la mesa con el puño. Siempre supe que algo malo le había pasado.
Esperanza jamás habría abandonado su trabajo así como así. Era muy responsable. Amaba ser policía. Señor Herrera, necesito que me cuente todo lo que recuerda sobre el día que desapareció su hermana. Rodrigo se pasó la mano por el cabello. Era el 23 de septiembre de 1991. Esperanza tenía turno

nocturno de 10 de la noche a 6 de la mañana.
Salió de aquí como siempre a las 9:30. Dijo que iba a llegar un poco temprano porque tenía que revisar unos reportes. ¿Con quién trabajaba ese turno? Con su compañero de patrulla, el oficial Martínez. Pero cuando no llegó a casa, al día siguiente fui a la estación a preguntar.

Me dijeron que había salido de su turno normal a las 6 de la mañana. Carmen tomaba notas. ¿Quién era el comandante en ese tiempo? El capitán Nebaristo Mendoza. Ese hombre nunca nos ayudó a buscarla. Desde el primer día dijo que seguramente Esperanza se había ido con algún novio, que las mujeres

policías no duraban mucho en el trabajo.
¿Su hermana tenía novio, no? Esperanza estaba soltera, concentrada en su trabajo. Había terminado con su último novio como seis meses antes de desaparecer. La madre de esperanza se secó las lágrimas. Detective, nosotros reportamos la desaparición inmediatamente, pero nadie nos hizo caso. Decían que

era normal que las mujeres jóvenes se fueran sin avisar. Carmen sintió una rabia familiar.
Conocía esa actitud machista de algunos de sus colegas mayores. ¿Qué pasó con el capitán Mendoza? Se retiró hace como 8 años, respondió Rodrigo. Pero, Detective, hay algo más que debes saber. Dos semanas antes de que Esperanza desapareciera, ella me dijo que había visto algo que no debía haber

visto. ¿Qué tipo de cosa? No me dijo exactamente qué, pero estaba preocupada.
Dijo que algunos de sus compañeros estaban haciendo cosas que no estaban bien, que tenía que reportarlo, pero no sabía en quién confiar. Carmen sintió que esta información era crucial. ¿Recuerdas sus palabras exactas? Rodrigo cerró los ojos concentrándose. Dijo, “Rodrigo, creo que algunos de mis

compañeros están mezclados en cosas sucias. Vi algo la semana pasada que me tiene muy preocupada.
No sé qué hacer porque no sé quién más está involucrado”, le dijo si había documentado lo que vio. Le pregunté eso mismo y me dijo que sí, que había guardado evidencia en un lugar seguro, pero nunca me dijo dónde. Carmen revisó sus notas. Esta nueva información cambiaba completamente la perspectiva

del caso.
No se trataba solo de un homicidio, sino posiblemente de un caso de corrupción policial que había resultado en asesinato. Señor Herrera, su hermana guardaba cosas importantes aquí en la casa. Su cuarto está exactamente como lo dejó. Mamá nunca permitió que lo tocáramos. La madre asintió. Siempre

esperé que regresara. Carmen siguió a Rodrigo hasta el cuarto de esperanza.


Era una habitación sencilla con una cama individual, un escritorio y un armario. En el escritorio había fotografías de esperanza en uniforme, diplomas de la academia de policía y algunos libros de procedimientos legales. “Detective, ¿puedo preguntarle algo?”, dijo Rodrigo mientras Carmen examinaba

el cuarto. “Por supuesto, ¿van a investigar realmente esta vez o van a archivar el caso otra vez?” Carmen lo miró directamente a los ojos.
Señor Herrera, le prometo que voy a encontrar quién mató a su hermana y por qué. No importa cuánto tiempo tome o quién esté involucrado. Rodrigo asintió y por primera vez en 13 años Carmen vio una chispa de esperanza en sus ojos. Esa noche Carmen regresó a la estación y solicitó todos los

expedientes relacionados con Esperanza Herrera.
También pidió los registros de servicio del capitán Evaristo Mendoza y del oficial Martínez, el compañero de Patrulla de Esperanza. Al revisar los documentos encontró algo extraño. El reporte de desaparición original había sido clasificado como abandono voluntario después de solo 48 horas de

investigación. Esto era altamente irregular, especialmente tratándose de un oficial de policía.
Además, no había registro de ninguna investigación formal, no se habían entrevistado testigos, no se habían revisado los últimos lugares donde esperanza había estado de servicio y no se había seguido ningún protocolo estándar para casos de desaparición de personal policial.

Carmen marcó el teléfono de su supervisor, el comandante Alberto Fuentes. Comandante, necesito autorización para reabrir oficialmente el caso de Esperanza Herrera. La agente que desapareció en los 90. Sí, señor. Encontramos sus restos hoy. Esto es definitivamente un homicidio. Hubo una pausa.

Carmen. Ese caso involucra a personal que todavía está activo. Va a ser complicado, comandante.
Con todo respeto, no me importa qué tan complicado sea. Esta mujer fue asesinada y el caso fue mal manejado desde el principio. Está bien, tienes luz verde, pero mantente al día conmigo en todo momento. Carmen colgó y regresó a los expedientes. Mañana comenzaría entrevistando al oficial Martínez.

Tenía la sensación de que esta investigación iba a revelar más de lo que cualquiera había imaginado.
Carmen llegó temprano a la estación para revisar más archivos antes de comenzar las entrevistas. En el expediente de Esperanza Herrera encontró la dirección actual del oficial Martínez, quien ahora era sargento en la misma corporación. Jorge Martínez tenía 45 años y trabajaba en el turno diurno.

Carmen lo encontró en la sala de oficiales terminando su papeleo.
Sargento Martínez, necesito hablar con usted sobre Esperanza Herrera. Martínez levantó la vista de sus documentos. Era un hombre robusto, con bigote gris y expresión seria. Esperanza. No he escuchado ese nombre en años. ¿Por qué? Pregunta. Encontramos sus restos ayer. Ahora es una investigación de

homicidio. La expresión de Martínez cambió.
Se veía genuinamente sorprendido. Homicidio. Pero pensábamos que se había ido por su propia voluntad. Eso es lo que necesito aclarar. Usted era su compañero de patrulla. Sí, trabajé con ella durante 8 meses. Era una buena oficial, muy dedicada. Carmen sacó su libreta. Cuénteme sobre la última noche

que trabajaron juntos.
Martínez se recostó en su silla. Fue el 22 de septiembre de 1991. Turno nocturno normal de 10 a 6. Patrullamos la zona centro principalmente. Algo fuera de lo normal esa noche, ¿no? Fue una noche tranquila. Respondimos a tres llamadas menores. Una pelea doméstica, un robo menor en una tienda y un

accidente de tráfico sin heridos. ¿Cómo se comportó Esperanza esa noche? Martínez reflexionó.
Ahora que me hace pensar, estuvo más callada de lo normal. Generalmente era muy conversadora, pero esa noche apenas habló. Le preguntó qué le pasaba. Sí, pero me dijo que no era nada importante, que solo estaba cansada. Carmen tomó nota. ¿A qué hora terminaron el turno? A las 6 en punto, como

siempre. Regresamos a la estación, entregamos el reporte y nos fuimos.
¿Vio hacia dónde se dirigió Esperanza después de salir? No, yo salí primero. Tenía prisa porque mi esposa estaba enferma. Carmen revisó sus notas del expediente original. Sargento, según el reporte de 1991, usted declaró que Esperanza había mencionado planes de irse de la ciudad. Martínez frunció

el seño. Yo dije eso. No recuerdo haber dicho tal cosa.
Está aquí en su declaración original. Carmen le mostró el documento. Martínez leyó el papel y su expresión se endureció. Detective, yo nunca dije eso. Esperanza jamás mencionó planes de irse. De hecho, había solicitado capacitación adicional para promociones. ¿Estás seguro de que esta no es su

declaración? La firma es mía, pero estas palabras no.
Alguien cambió lo que yo dije. Carmen sintió una descarga de adrenalina. ¿Quién tomó su declaración? El capitán Mendoza personalmente. ¿Era normal que el capitán tomara declaraciones directamente? No, para nada. Generalmente lo hacían los detectives o los tenientes. Carmen guardó el documento.

Sargento Martínez notó algo extraño en el comportamiento del capitán Mendoza después de la desaparición de esperanza. Martínez miró alrededor para asegurarse de que nadie los escuchara. “Detective, ¿puedo hablar con usted en confianza?” Por supuesto. El capitán Mendoza parecía muy ansioso por

cerrar el caso rápidamente.
Nos dijo a todos que no malgastáramos tiempo buscando a alguien que obviamente se había ido voluntariamente. ¿Eso le pareció normal? No. Esperanza era una oficial respetada. Era raro que no hiciéramos al menos una búsqueda básica. Carmen continuó tomando notas. ¿Recuerdas si Esperanza había

mencionado problemas con algún compañero de trabajo? Martínez vaciló. Bueno, había rumores.
¿Qué tipo de rumores? Algunos oficiales del turno nocturno estaban involucrados en actividades que no eran del todo legales, como que principalmente extorsión a comerciantes pedían dinero a cambio de protección extra en sus negocios. Carmen se inclinó hacia adelante. Esperanza sabía de esto. Creo

que sí. una noche, como dos semanas antes de desaparecer, me preguntó qué haría yo si descubriera que algunos compañeros estaban abusando de su autoridad, que le respondió, le dije que tendría que reportarlo independientemente de las consecuencias.
¿Cómo reaccionó? Dijo que eso era lo que pensaba hacer, pero que estaba preocupada por las represalias. Carmen cerró su libreta. Sargento Martínez. Necesito los nombres de todos los oficiales que trabajaban en el turno nocturno en septiembre de 1991. Martínez escribió una lista en un papel.

Detective, ¿hay algo más que debes saber? ¿Qué es? Tres días después de que Esperanza desapareciera, el capitán Mendoza nos reunió a todos los del turnocturno.
Nos dijo que si alguien preguntaba sobre Esperanza, dijéramos que había estado actuando de manera extraña las últimas semanas. ¿Era eso cierto? No. Esperanza había estado normal, excepto por esa preocupación que le mencioné. Carmen se levantó. Gracias, sargento. Si recuerda algo más, por favor

llámeme. Después de la entrevista con Martínez, Carmen decidió visitar al capitán retirado Evaristo Mendoza.
Según los archivos, vivía en una casa en la colonia Providencia, un área de clase media alta. La casa era grande y bien mantenida, con un jardín cuidado y dos autos nuevos en el garaje. Para un capitán de policía retirado, Mendoza parecía tener un nivel de vida bastante cómodo. Mendoza abrió la

puerta.
Era un hombre de 62 años con cabello blanco y complexión robusta. Sus ojos se tensaron cuando Carmen mostró su identificación. Capitán Mendoza, soy la detective Carmen Vázquez. Necesito hablar con usted sobre Esperanza Herrera. Esperanza Herrera. Ese caso se cerró hace años. No, señor. Encontramos

sus restos.
Ahora es una investigación de homicidio. Mendoza invitó a Carmen a pasar, pero su hospitalidad parecía forzada. La sala estaba decorada con fotografías de Mendoza en diversos eventos oficiales y placas de reconocimiento. Capitán, necesito revisar con usted los detalles de la investigación original.

Mendoza se sirvió un vaso de agua. Detective, han pasado 13 años. Mi memoria no es perfecta.
Entiendo, pero según los archivos, usted personalmente clasificó el caso como abandono voluntario después de solo 48 horas. Eso es correcto. Todas las evidencias indicaban que la agente Herrera había decidido dejar su trabajo. Carmen consultó sus notas. ¿Qué evidencias específicamente? Bueno, había

estado actuando de manera extraña según sus compañeros y no había signos de lucha o violencia. Capitán, acabo de entrevistar al sargento Martínez, su compañero de patrulla.
Él dice que nunca mencionó que Esperanza actuara de manera extraña. Mendoza se tensó visiblemente. Los recuerdos pueden ser poco confiables después de tanto tiempo. ¿Por qué tomó usted personalmente la declaración de Martínez en lugar de asignar a un detective? Quería asegurarme de que el caso se

manejara eficientemente.
Carmen notó que Mendoza evitaba el contacto visual. Capitán, ¿recuerdas si Esperanza había reportado alguna irregularidad en el departamento antes de desaparecer? No, que yo recuerde. ¿Está seguro? porque tengo información de que ella había descubierto actividades corruptas entre algunos oficiales.

Mendoza se levantó abruptamente.
Detective, no sé qué tipo de información tiene, pero le aseguro que mi departamento se manejaba con los más altos estándares. Capitán, siéntese, por favor. Apenas estamos comenzando la entrevista. Mendoza regresó a su asiento, pero ahora parecía agitado. ¿Qué más necesita saber? ¿Quiénes eran los

oficiales más cercanos a Esperanza en el departamento? No mantenía registro de las amistades personales de mis oficiales.
¿Recuerda algún incidente específico que involucra a Esperanza en las semanas antes de su desaparición? No. Carmen notó que las respuestas de Mendoza se estaban volviendo más cortas y defensivas. Capitán, esta es una hermosa casa. ¿Cómo logró permitirse este nivel de vida con el salario de un

capitán de policía? Mendoza se puso de pie nuevamente.
Detective, creo que esta entrevista ha terminado. Si tiene más preguntas, puede contactar a mi abogado. Carmen también se levantó. Capitán Mendoza, esta es una investigación de homicidio. Su cooperación es esperada, no opcional. He cooperado respondiendo a sus preguntas. Ahora, por favor, retírese

de mi propiedad. Carmen caminó hacia la puerta, pero se detuvo.
Una última pregunta, capitán. ¿Dónde estaba usted la noche del 22 al 23 de septiembre de 1991? Mendoza se quedó en silencio por un momento demasiado largo en casa con mi familia, obviamente. Gracias por su tiempo, capitán. Al salir de la casa de Mendoza, Carmen estaba convencida de que el ex

capitán sabía mucho más de lo que había admitido.
Su comportamiento defensivo y su negativa a continuar con la entrevista eran señales de alarma claras. De regreso en la estación, Carmen revisó los archivos financieros de Mendoza que pudo obtener legalmente. Los registros mostraban que había comprado su casa actual en 1992, solo un año después de

la desaparición de Esperanza, pagando en efectivo. También encontró registros de varios depósitos bancarios grandes durante 1991 y 1992, cada uno por cantidades que excedían significativamente su salario oficial. Carmen sabía que necesitaba más evidencia antes de poder

acusar formalmente a Mendoza, pero ya tenía suficiente para considerarlo sospechoso principal en el asesinato de Esperanza Herrera. Su próximo paso sería entrevistar a los otros oficiales que habían trabajado en el turno nocturno durante el tiempo de la desaparición de Esperanza. Carmen comenzó el

día revisando la lista de oficiales que Martínez le había proporcionado. De los seis nombres, tres ya habían fallecido.
Uno se había mudado fuera del estado y dos aún vivían en Guadalajara, Roberto Delgado y Luis Santana. decidió comenzar con Roberto Delgado, quien según los archivos ahora trabajaba como guardia de seguridad privada en un centro comercial. Delgado tenía 43 años, complexión delgada y una actitud

nerviosa que se hizo evidente desde el momento en que Carmen se identificó.
¿Por qué quiere hablar conmigo sobre Esperanza después de tanto tiempo? Porque encontramos su cuerpo, señor Delgado. Fue asesinada. Delgado palideció. No, no puede ser. Ella se fue voluntariamente. ¿Cómo puede estar tan seguro de eso? Bueno, eso fue lo que nos dijeron. Carmen notó que Delgado

evitaba mirarla directamente. ¿Trabajó usted en el turno nocturno con esperanza? Sí, pero no muy seguido.
Yo generalmente patrullaba solo. ¿Recuerda la última vez que la vio? Delgado se frotó las manos nerviosamente. No han pasado muchos años, señor Delgado. ¿Es cierto que algunos oficiales del turno nocturno extorsionaban a comerciantes locales? Yo no sé nada de eso. Carmen observó la reacción de

Delgado. Su respiración se había acelerado y había comenzado a sudar.
Esperanza había descubierto estas actividades. Le digo que no sé de qué me habla. ¿Dónde estaba usted la noche del 22 al 23 de septiembre de 1991? Delgado tardó demasiado en responder. En casa, supongo. Supone, no lo recuerda. Han pasado 13 años, detective. No puedo recordar cada noche específica.

Carmen cerró su libreta.
Señor Delgado, si recuerda algo más sobre Esperanza o sobre esa época, por favor contacte. Espere, detective. Delgado la detuvo cuando ella se dirigía hacia la salida. ¿Qué va a pasar ahora? Vamos a investigar hasta encontrar la verdad. ¿Y si alguien quisiera cooperar, ¿habría algún tipo de

protección? Carmen se volteó completamente hacia él.
¿Necesita protección, señor Delgado? No dije eso, solo preguntaba hipotéticamente. Si alguien tiene información sobre un homicidio y decide cooperar, la fiscalía podría considerar eso al momento de determinar cargos. Delgado asintió lentamente. Déjeme pensarlo. Carmen le dio su tarjeta y se dirigió

a buscar a Luis Santana. Santana ya no trabajaba en la policía.
Según los archivos, había renunciado en 1993 y ahora tenía un taller mecánico en la periferia de la ciudad. El taller estaba en una zona industrial rodeado de bodegas y otros negocios similares. Carmen encontró a Santana debajo de un auto reparando el sistema de frenos. Luis Santana, el hombre

salió de debajo del vehículo. Era robusto, con manos manchadas de greas y una expresión directa. Sí, soy yo.
¿En qué puedo ayudarla? Carmen mostró su identificación. Necesito hablar con usted sobre Esperanza Herrera. Santana se limpió las manos con un trapo. Esperanza. No he escuchado ese nombre en años. ¿Qué pasó con ella? Encontramos sus restos. Fue asesinada en 1991. Santana se quedó inmóvil por un

momento. Siempre pensé que algo malo le había pasado. Esperanza no era el tipo de persona que huye.
¿Por qué pensaba eso? Porque la conocía bien. Era determinada, responsable. Si hubiera querido dejar la policía, habría presentado su renuncia formalmente. Carmen sintió que Santana era más honesto que delgado. Trabajaron juntos ocasionalmente. Yo tenía mi propia patrulla, pero a veces

coordinábamos llamadas.
¿Recuerda cómo era el ambiente en el turno nocturno durante esa época? Santana miró alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. Detective, ¿puedo hablar con usted? Francamente, por supuesto, por eso dejé la policía. El turno nocturno estaba lleno de corrupción. Algunos oficiales estaban

extorsionando a comerciantes, protegiendo actividades ilegales, incluso colaborando con narcotraficantes menores. Esperanza sabía de esto.
Sí, y estaba muy preocupada por ello. Me dijo que había documentado evidencia de estas actividades. Carmen se inclinó hacia adelante. ¿Qué tipo de evidencia? Fotografías, horarios. nombres de comerciantes que estaban siendo extorsionados. Esperanza era muy metódica. ¿Sabe dónde guardaba esta

evidencia? No exactamente, pero mencionó que la tenía en un lugar seguro fuera de la estación.
¿Quiénes estaban involucrados en estas actividades corruptas? Santana vaciló. Detective, algunas de estas personas todavía están vivas y tienen influencia. Señor Santana, esta es una investigación de homicidio. Necesito nombres. Roberto Delgado definitivamente estaba involucrado. También Mario

Vega, que murió en un accidente de auto en 1995 y había otros.
El capitán Mendoza sabía de estas actividades. Detective Mendoza no solo sabía, él las coordinaba. Carmen sintió que finalmente estaba llegando al corazón del asunto. ¿Puede ser más específico. Mendoza organizaba los territorios de extorsión. Cada oficial tenía una zona asignada y tenía que

entregar un porcentaje de lo que recolectaba porque nunca reportó esto. ¿A quién? Mendoza era el jefe.
Los detectives que pudieran investigar también estaban comprometidos o intimidados. ¿Qué pasó cuando Esperanza desapareció? Mendoza nos reunió al día siguiente. Nos dijo que Esperanza había decidido irse de la ciudad y que cualquiera que hiciera preguntas o especulara sobre su desaparición

enfrentaría consecuencias disciplinarias. Todos obedecieron. La mayoría sí.
Los que tenían algo que esconder no querían atraer atención. Carmen tomó nota de todo. ¿Por qué decidió usted dejar la policía? porque no podía seguir siendo parte de eso y porque después de lo que le pasó a Esperanza me di cuenta de que reportar la corrupción podía ser peligroso.

¿Cree que Esperanza fue asesinada por intentar exponer la corrupción? Detective, estoy seguro de ello. Carmen terminó la entrevista con Santana con una imagen mucho más clara de lo que había pasado. Esperanza había descubierto un esquema de corrupción sistemática, había documentado evidencia y

había sido asesinada antes de poder reportarlo. Al regresar a la estación, Carmen encontró un mensaje de Roberto Delgado pidiendo reunirse con ella urgentemente.
Se encontraron en un café alejado del centro de la ciudad. Delgado parecía aún más nervioso que en la mañana. Detective, he estado pensando en lo que hablamos y quiero contarle la verdad, pero necesito garantías de protección. Como le dije, la cooperación se toma en cuenta. Delgado respiró

profundamente. Esperanza había descubierto lo que estábamos haciendo.
Tenía fotografías de nosotros recibiendo dinero de los comerciantes. ¿Cómo lo supo? nos siguió durante varias noches. Esperanza era muy inteligente. Había notado discrepancias en nuestros reportes. ¿Qué pasó cuando se dieron cuenta? Mendoza se puso furioso. Dijo que esperanza podía arruinar a

todos, que teníamos que encontrar una manera de pararla. Carmen sintió un escalofrío.
¿Qué tipo de manera? Al principio hablamos de ofrecerle dinero para que se quedara callada, pero Esperanza no era ese tipo de persona. Entonces, ¿qué decidieron hacer? Delgado comenzó a temblar. Mendoza dijo que teníamos que encontrar la evidencia que había recolectado y destruirla. ¿Y cómo

planeaban hacer eso? Mendoza tenía un plan.
iba a citar a Esperanza para una reunión privada después de su turno la noche del 23 de septiembre. Carmen se inclinó hacia delante. ¿Usted estuvo presente en esa reunión? No. Pero Mendoza me pidió que lo ayudara a a deshacerse del problema. ¿Qué significa eso exactamente? Delgado comenzó a llorar.

Detective, yo no maté a Esperanza, pero ayudé a Mendoza a enterrar su cuerpo. Carmen sintió que su corazón se aceleraba. Finalmente tenía una confesión directa. ¿Dónde ocurrió el asesinato? En la estación. Mendoza le dijo a Esperanza que quería discutir sus preocupaciones sobre la corrupción.

Cuando ella llegó, él la confrontó sobre la evidencia que había recolectado.
¿Y luego qué pasó? Según Mendoza, Esperanza se negó a entregarle la evidencia y amenazó con reportarlo a las autoridades federales. Él perdió el control y la golpeó con un objeto pesado. ¿Dónde está la evidencia que Esperanza había recolectado? Nunca la encontramos. Esperanza se llevó ese secreto a

la tumba.
Carmen sabía que ahora tenía suficiente para arrestar a Mendoza, pero necesitaba que Delgado formalizara su confesión y testimonio. “Señor Delgado, necesito que venga conmigo a la estación para hacer una declaración formal.” Delgado asintió. “Detective, hay una cosa más. No fuimos los únicos. Este

tipo de corrupción existía en varios turnos y niveles del departamento. Carmen entendió que el caso de Esperanza Herrera era solo la punta de Lisberg.
de un problema mucho más grande en la policía de Guadalajara de los años 90. Carmen llegó temprano a la estación con la declaración formal de Roberto Delgado ya preparada. El comandante Alberto Fuentes la esperaba en su oficina con expresión grave. Carmen, recibí una llamada muy interesante anoche.

Evaristo Mendoza contactó al alcalde pidiendo que se detenga esta investigación.
¿Con qué justificación? dice que estás acosando a un oficial retirado respetable basándote en rumores y especulaciones. Carmen colocó la declaración de Delgado sobre el escritorio. Comandante, esto ya no son rumores. Fuentes leyó el documento con expresión cada vez más seria. Esto es dinamita,

Carmen. Mendoza no solo estaba involucrado en corrupción, sino en homicidio.
Necesito autorización para arrestarlo inmediatamente. Tienes suficiente evidencia para que los cargos se sostengan. Tengo la confesión de Delgado sobre el encubrimiento, su testimonio sobre el esquema de extorsión y las inconsistencias en la investigación original.

Además, los registros financieros de Mendoza muestran depósitos sospechosos durante esa época. Fuentes asintió. Autorizado. Pero Carmen, ten cuidado. Mendoza todavía tiene amigos en el departamento. Dos horas después, Carmen y cuatro oficiales uniformados se presentaron en la casa de Mendoza con

una orden de arresto. Mendoza abrió la puerta en Bata, obviamente recién despertado. Evaristo Mendoza está arrestado por el homicidio de Esperanza Herrera y por conspiración para cometer extorsión.
Mendoza se quedó inmóvil por un momento, luego intentó cerrar la puerta. Los oficiales la empujaron para abrirla. “Esto es ridículo”, gritó Mendoza mientras le ponían las esposas. “Voy a demandar a todo el departamento. Tiene derecho a permanecer callado.” Comenzó Carmen a leer sus derechos. No

necesito que me lean mis derechos. Fui capitán de policía durante 20 años.
En la estación, Carmen colocó a Mendoza en la sala de interrogatorios. había decidido ser directa desde el principio. Capitán Mendoza Roberto Delgado, nos ha contado todo sobre la noche del 23 de septiembre de 1991. Mendoza se recostó en su silla. Roberto Delgado es un criminal que intenta salvar

su propio pellejo inventando historias.
Entonces niega haber citado a Esperanza Herrera para una reunión privada esa noche completamente. Carmen abrió una carpeta y extrajo los registros telefónicos de la estación. Estos registros muestran que se hizo una llamada desde su oficina al número de esperanza a las 10:47 pm del 23 de

septiembre. Mendoza miró los documentos, pero no respondió. También tenemos los registros de entrada y salida de la estación.
Esperanza entró a las 11:15 pm, 15 minutos después de terminar su turno oficial. Eso no prueba nada. ¿Por qué habría esperanza regresado a la estación después de terminar su turno si no tenía una cita con usted? Mendoza siguió en silencio. Carmen continuó. Sus registros financieros muestran

depósitos de efectivos significativos durante 1991 y 1992.
¿De dónde venía ese dinero? Inversiones privadas. ¿Qué tipo de inversiones generan pagos en efectivo regulares? Consulte con mi contador. Carmen cambió de táctica. Capitán Luis Santana nos ha confirmado que usted coordinaba las actividades de extorsión en el turno nocturno. Santana renunció al

departamento.
Obviamente tiene resentimientos. También tenemos testimonios de comerciantes que fueron extorsionados durante esa época. Varios de ellos identificaron específicamente a oficiales bajo su comando. Por primera vez, Mendoza apareció preocupado. ¿Qué comerciantes? Eso es información de la

investigación, pero puedo decirle que tenemos nombres, fechas y cantidades específicas.
Carmen sabía que estaba mintiendo parcialmente. Aún no había entrevistado a los comerciantes, pero necesitaba presionar a Mendoza. Capitán, esto es lo que creemos que pasó. Esperanza descubrió el esquema de extorsión, recolectó evidencia y usted la citó para confrontarla.

Cuando ella se negó a entregar la evidencia y amenazó con reportarlo, usted perdió el control y la mató. Mendoza se levantó bruscamente. Eso es completamente falso. ¿Qué parte es falsa? ¿Que había un esquema de extorsión? ¿Qué esperanza tenía evidencia? ¿O que usted la mató? Yo no maté a nadie.

Carmen notó que Mendoza no había negado los otros elementos, pero sabía del esquema de extorsión. Mendoza se sentó nuevamente. Derrotado.
Detective, usted no entiende cómo eran las cosas en esos años. Explíquemelo. Los salarios policiales eran miserables. Los oficiales tenían familias que alimentar. Los comerciantes entendían que necesitaban protección extra. Protección de qué? De ladrones, vándalos. Era un acuerdo mutuamente

beneficioso.
Carmen se dio cuenta de que Mendoza estaba comenzando a admitir la corrupción y Esperanza amenazó este acuerdo. Esperanza era idealista. No entendía las realidades prácticas del trabajo policial. Entonces, la confrontó sobre ello. Mendoza vaciló demasiado tiempo. Intenté razonar con ella. La noche

del 23 de septiembre. Sí, pero no pasó lo que Delgado dice. Carmen se inclinó hacia delante.
¿Qué pasó entonces? Esperanza vino a mi oficina alrededor de las 11:30. Le expliqué que lo que había visto era una situación más compleja de lo que parecía. ¿Cómo reaccionó ella? Se puso histérica. Comenzó a gritar que íbamos a arruinar la reputación del departamento, que iba a reportarnos a

asuntos internos. Y luego Mendoza se quedó callado por un largo momento. Detective. Necesito hablar con mi abogado.
Por supuesto, ese es derecho. Pero, capitán, cooperar ahora podría hacer diferencia en los cargos que enfrente. ¿Qué tipo de diferencia? Si esto fue un crimen pasional, si usted perdió el control en el momento, eso es muy diferente a un homicidio premeditado. Mendoza miró hacia el techo.

Esperanza tenía fotografías de nosotros recibiendo dinero. Tenía una lista de comerciantes, cantidades, fechas. Había documentado todo meticulosamente. ¿Dónde están esas fotografías ahora? No lo sé. Nunca las encontré. Carmen sintió que estaba muy cerca de una confesión completa. ¿Qué pasó después

de que ella le mostró la evidencia? Le pedí que fuera razonable, que considerara las consecuencias para todos los oficiales involucrados.
Muchos de ellos tenían familias. Ella se negó. Dijo que la ley era la ley, que no había excepciones para oficiales corruptos. Eso lo hizo enojar. Mendoza cerró los ojos. Sí, perdí el control. Ella siguió gritando que nos iba a reportar que íbamos a ir a prisión. ¿Qué hizo usted? Había un pisapeles

pesado en mi escritorio. Lo tomé para callarla.
Pero, ¿pero qué? Pero le pegué demasiado fuerte. Se cayó al suelo y no se movió más. Carmen sintió una mezcla de satisfacción y horror. Finalmente tenía la confesión. ¿Qué hizo después de darse cuenta de que estaba muerta? Entré en pánico. Llamé a Delgado y a Mario Vega. Les dije que había ocurrido

un accidente. Ellos le ayudaron a deshacerse del cuerpo. Vega sugirió el terreno valdío.
Dijimos que parecía un lugar donde nadie construiría por muchos años. Carmen continuó tomando notas. Registraron la casa de esperanza buscando la evidencia. Sí, pero nunca la encontramos. También registramos su casillero en la estación. Nunca descubrieron dónde había escondido las fotografías y

documentos.
No, Esperanza era más inteligente de lo que pensábamos. Carmen terminó el interrogatorio y preparó los documentos de acusación formal. Mendoza sería acusado de homicidio en segundo grado, conspiración para cometer extorsión y obstrucción de la justicia. Pero Carmen sabía que su trabajo no había

terminado. Todavía necesitaba encontrar la evidencia que Esperanza había recolectado y sospechaba que podría revelar la extensión completa de la corrupción en el departamento.
También necesitaba entrevistar a los comerciantes que habían sido extorsionados para construir un caso sólido contra los otros oficiales involucrados. Esa tarde, Carmen visitó nuevamente a Rodrigo Herrera para informarle sobre la confesión de Mendoza. Al fin, dijo Rodrigo con lágrimas en los ojos,

después de 13 años.
Finalmente sabemos la verdad, señor Herrera, todavía hay una pieza faltante. Su hermana había recolectado evidencia de la corrupción, pero nunca la hemos encontrado. ¿Tiene alguna idea de dónde podría haberla escondido? Rodrigo reflexionó. Esperanza era muy cuidadosa con las cosas importantes.

Tenía una caja de seguridad en el banco, pero ya la revisamos después de su desaparición.
¿Algún otro lugar donde guardara cosas privadas? Había una casa de campo de nuestro tío en Chapala. Esperanza iba ahí a veces cuando necesitaba pensar. Pero el tío murió en 1995 y vendimos la propiedad. Carmen tomó nota de esta información. Era posible que Esperanza hubiera escondido la evidencia

en un lugar completamente separado de su vida diaria.
Mañana comenzaría la búsqueda de esa evidencia perdida que podría ser la clave para exponer completamente la red de corrupción que había costado la vida a Esperanza Herrera. Carmen comenzó el día investigando la propiedad en Chapala que había mencionado Rodrigo.

Los registros mostraban que la casa había pertenecido a Aurelio Herrera, tío de esperanza, quien había muerto en 1995. La propiedad fue vendida a una familia de apellido García. Carmen condujo hasta Chapala, un pueblo a orillas del lago, a una hora de Guadalajara. La casa estaba en una calle

tranquila, rodeada de jardines y árboles antiguos. La señora García, actual propietaria, era una mujer mayor de 60 años que recibió a Carmen con curiosidad. Una detective.
¿Qué puedo hacer por usted, Carmen? Explicó la situación sin revelar detalles específicos del crimen. Estoy investigando un caso que involucra a la sobrina del anterior propietario. Es posible que ella haya dejado algunos documentos escondidos aquí. Esperanza. Sí, recuerdo que venía a visitar a don

Aurelio regularmente.
Era una muchacha muy educada. ¿Cuándo compraron ustedes la casa? En octubre de 1995. Don Aurelio había muerto en julio y la familia decidió vender rápidamente. ¿Hicieron alguna renovación después de comprarla? Sí, bastante. Remodelamos la cocina, añadimos un baño y convertimos el sótano en un

cuarto de juegos para nuestros nietos. Carmen sintió un destello de esperanza.
Encontraron algo inusual durante las renovaciones la señora García reflexionó. Bueno, cuando estábamos trabajando en el sótano, encontramos una caja metálica empotrada detrás de una pared falsa. El corazón de Carmen se aceleró. ¿Qué hicieron con esa caja? Mi esposo la guardó en el garaje. Pensó que

podría contener documentos importantes de don Aurelio, pero nunca la abrimos.
Nos pareció que no era nuestro derecho. ¿Todavía la tienen? Creo que sí. Déjeme preguntarle a mi esposo. Aurelio García apareció desde el jardín trasero. Era un hombre de complexión fuerte con manos de trabajador manual. Una detective. ¿Qué pasa? Su esposa le explicó la situación. Aurelio asintió

lentamente. Sí, recuerdo esa caja. Estaba muy bien escondida, sellada con cinta adhesiva y dentro de una bolsa plástica.
¿Pueden mostrarla? Aurelio condujo a Carmen al garaje. En una esquina, debajo de varias cajas de Navidad y herramientas, encontró una caja metálica del tamaño de una caja de zapatos. Aquí está. Nunca la abrimos porque pensamos que podría contener cosas personales. Carmen examinó la caja.

Tenía una etiqueta escrita a mano que decía eh confidencial 1991. Señores García, esta caja podría contener evidencia crucial en una investigación de homicidio. ¿Me permiten llevarla para examinar su contenido? Los García intercambiaron miradas y asintieron. Por supuesto, detective. Esperamos que

les ayude a resolver su caso.
Carmen regresó a Guadalajara con la caja, sintiendo que estaba a punto de descubrir la evidencia que Esperanza había recolectado 13 años atrás. En la estación, Carmen abrió la caja cuidadosamente en presencia del comandante Fuentes y un técnico forense para documentar todo apropiadamente. El

contenido superó sus expectativas. La caja contenía más de 50 fotografías de oficiales recibiendo dinero de comerciantes, una libreta con fechas, nombres, cantidades y ubicaciones detalladas, copias de reportes oficiales que habían sido alterados, grabaciones en cassette de conversaciones, una lista

de comerciantes que estaban siendo extorsionados, documentos que mostraban
cómo se distribuían los territorios de extorsión. Dios mío”, murmuró el comandante Fuentes. “Esto es evidencia de corrupción sistemática”. Carmen examinó las fotografías, reconoció inmediatamente a Roberto Delgado, Mario Vega y otros oficiales del turno nocturno, pero también había fotografías de

oficiales de otros turnos y de rango superior. “Comandante, esto va mucho más allá de lo que pensábamos inicialmente.
Una de las grabaciones era particularmente reveladora.” Carmen reconoció la voz de Mendoza. coordinando la distribución de las zonas de protección entre varios oficiales. Cada uno de ustedes será responsable de su zona asignada. Se escuchaba a Mendoza decir, “Los comerciantes pagan 50 pesos

mensuales por protección básica, 100 por protección premium, 20% va para gastos administrativos, el resto se divide equitativamente.
” Otra grabación capturaba una conversación entre Delgado y un comerciante. “Don José, usted sabe que la delincuencia está aumentando en esta zona. Por 50 pesos al mes, podemos garantizar que su negocio esté en nuestra lista de prioridades. Y si no puedo pagar, bueno, don José, sería una lástima que

su negocio no tuviera la protección adecuada.
Carmen también encontró una carta que Esperanza había escrito, pero nunca enviado. Estaba dirigida al comandante de asuntos internos. Estimado comandante, por medio de la presente reporto actividades de extorsión sistemática en el turno nocturno bajo el comando del capitán Evaristo Mendoza, he

documentado evidencia extensa de estas actividades, incluyendo fotografías, grabaciones y testimonio de víctimas.
Solicito una investigación inmediata y garantías de protección, ya que temo represalias de los oficiales involucrados. La carta estaba fechada el 20 de septiembre de 1991, tres días antes de su asesinato. Carmen llamó inmediatamente al fiscal del distrito para informar sobre el descubrimiento.

Fiscal Moreno, tenemos evidencia de un esquema de corrupción masiva que se extendía mucho más allá del caso de Esperanza Herrera. Que tan extensa involucra al menos a 12 oficiales de diferentes rangos y turnos. Tenemos fotografías, grabaciones y documentación detallada. Detective Vázquez, esto va a

causar un escándalo enorme.
Sí, señor, pero también va a ser justicia para Esperanza Herrera y los comerciantes que fueron victimizados. Esa tarde, Carmen decidió entrevistar a algunos de los comerciantes mencionados en la lista de esperanza. Muchos de los negocios habían cerrado durante los 13 años transcurridos, pero

algunos todavía operaban. Don José Ramírez tenía una ferretería en el centro de la ciudad.
Cuando Carmen se identificó y mencionó las extorsiones de 1991, el hombre se puso visiblemente nervioso. Detective, yo no quiero problemas, don José. Los oficiales que lo extorsionaban ya han sido arrestados o identificados. Usted es la víctima aquí, no el criminal. Ramírez cerró la puerta de su

negocio y colocó el letrero de cerrado. ¿De verdad arrestaron a esos policías? Sí, señor, y tenemos evidencia de lo que le hicieron.
Ramírez se sentó pesadamente en una silla detrás del mostrador. Detective, esos hombres arruinaron mi vida durante años. ¿Puede contarme qué pasó? Comenzó en 1990. Un oficial llamado Delgado vino a mi tienda y me dijo que había muchos robos en la zona, que por 50 pesos al mes podía garantizar que

mi negocio estuviera protegido. ¿Qué pasó cuando pagó? Al principio parecía funcionar.
Los oficiales patrullaban más por aquí, pero luego comenzaron a pedir más dinero. ¿Cuánto más? Para 1991 me estaban cobrando 150 pesos al mes. Era casi toda mi ganancia. ¿Qué pasaba si no podía pagar? Ramírez mostró una cicatriz en su mano derecha. Una noche que no pude pagar completo, rompieron el

vidrio de mi escaparate. Cuando vine a abrir al día siguiente había vidrios por todas partes y me corté limpiando.
Reportó esto. ¿A quién iba a reportar? Los que me estaban extorsionando eran los mismos policías a quienes habría tenido que reportar. Carmen entrevistó a cinco comerciantes más durante el resto de la tarde. Todos confirmaron el mismo patrón: extorsión sistemática, amenazas cuando no podían pagar y

total impunidad de los oficiales involucrados.
Al final del día, Carmen tenía evidencia abrumadora no solo del asesinato de Esperanza Herrera, sino de años de corrupción que había afectado a decenas de comerciantes y ciudadanos. Pero mientras revisaba toda la evidencia, Carmen se dio cuenta de algo inquietante. Según los documentos de

esperanza, el esquema de extorsión había generado miles de pesos mensuales.
Sin embargo, las cuentas bancarias de los oficiales involucrados no reflejaban depósitos consistentes con esas cantidades. Esto sugería que había alguien más en la cadena, alguien de rango superior que estaba recibiendo la mayor parte del dinero. Carmen revisó nuevamente las grabaciones y

fotografías buscando pistas sobre quién más podría haber estado involucrado en el nivel más alto de la conspiración.
En una de las grabaciones escuchó una conversación entremendosa y una voz que no pudo identificar inmediatamente. Capitán, los números de este mes están abajo. Necesitamos incrementar la presión en la zona comercial. Sí, señor, pero algunos comerciantes están comenzando a quejarse. Las quejas son

manejables. Lo que no es manejable es una reducción en los ingresos.
Carmen no reconoció la segunda voz, pero el hecho de que Mendoza se dirigiera a esa persona como señor sugería que se trataba de alguien de rango superior al de capitán. Mañana comenzaría a investigar quién más en la jerarquía policial había estado involucrado en la conspiración que había costado

la vida a Esperanza Herrera. Carmen llegó temprano a la estación con una nueva urgencia.
La grabación que había escuchado la noche anterior la tenía intranquila. Decidió consultar con un técnico en audio para intentar identificar la voz desconocida. Miguel Herrera, técnico forense especializado en audio, examinó las grabaciones con equipo especializado. Detective, esta grabación tiene

buena calidad, considerando la época.
Puedo mejorar la claridad de la segunda voz. Después de 30 minutos de trabajo técnico, Miguel reprodujo la grabación mejorada. La voz era más clara ahora y Carmen sintió que la había escuchado antes. Podemos compararla con grabaciones de otros oficiales de esa época. Sí, si tiene muestras de voz de

sospechosos específicos.
Carmen recordó que había videos de ceremonias y eventos oficiales de la policía de Guadalajara archivados en la estación. Pidió acceso a las grabaciones de 1991. En un video de una ceremonia de promociones de diciembre de 1991, Carmen encontró lo que buscaba. El entonces comandante general Ricardo

Salinas daba un discurso a los oficiales promocionados.
Miguel, compare esta voz con la de la grabación de esperanza. El técnico corrió ambas muestras a través de su equipo de análisis. Después de varios minutos, se volteó hacia Carmen con expresión seria. Detective es la misma persona. Tengo 95% de certeza. Carmen sintió como si le hubieran dado un

golpe al estómago.
Ricardo Salinas había sido comandante general de la policía de Guadalajara de 1989 a 1994. Actualmente era subsecretario de Seguridad Pública del Estado de Jalisco. Carmen corrió a la oficina del comandante Fuentes con la evidencia. Comandante, tenemos un problema mucho más grande de lo que

pensábamos. Fuentes escuchó la grabación y revisó el análisis técnico. Su rostro se puso pálido. Carmen, esto implica al subsecretario de seguridad.
No podemos proceder sin autorización del gobernador. ¿Qué propone que hagamos? Necesitamos construir un caso absolutamente sólido antes de hacer cualquier movimiento. Si acusamos a Salinas sin evidencia y refutable, nuestras carreras terminan y los criminales quedan libres.

Carmen entendía la posición de su superior, pero sentía frustración. Comandante, cada día que pasa Salinas puede estar destruyendo evidencia. Tienes razón. Vamos a acelerar la investigación, pero vamos a hacerlo bien. Carmen decidió investigar discretamente las finanzas de Ricardo Salinas.

Los registros públicos disponibles mostraban un estilo de vida incompatible con el salario de un oficial de policía, incluso de alto rango. Salinas poseía tres propiedades inmobiliarias, dos vehículos de lujo y había enviado a sus tres hijos a universidades privadas caras en Estados Unidos.

Carmen también descubrió que Salinas había hecho varios viajes internacionales durante los años 90, incluyendo vacaciones en Europa y el Caribe. Para obtener información más detallada sobre las finanzas de Salinas, Carmen sabía que necesitaría una orden judicial, lo cual sería difícil de obtener

sin revelar la investigación. decidió tomar una aproximación diferente.
Revisó las grabaciones de esperanza nuevamente, buscando más evidencia de la participación de Salinas. En una grabación fechada el 15 de septiembre de 1991 encontró otra conversación reveladora. Los federales están comenzando a hacer preguntas sobre las tasas de criminalidad en el centro. Se

escuchaba la voz de Salinas. ¿Qué tipo de preguntas?, respondía Mendoza.
¿Quieren saber por qué algunos negocios tienen tasas de criminalidad significativamente más bajas que otros? ¿Qué les dijiste? Que tenemos programas de patrullaje selectivo basado en análisis de riesgo. ¿Se lo creyeron? Por ahora, pero necesitamos ser más cuidadosos. Reduce las operaciones durante

las próximas semanas.
Esta grabación era crucial porque mostraba que Salinas no solo conocía el esquema de extorsión, sino que estaba ayudando a encubrirlo ante las autoridades federales. Carmen también encontró documentos en la Caja de Esperanza que detallaban la estructura jerárquica de la operación.

Según estos documentos, Salinas recibía el 40% de todos los ingresos de extorsión. Mendoza recibía el 30% y el resto se dividía entre los oficiales que recolectaban directamente el dinero. Con base en los números documentados por Esperanza, la operación generaba aproximadamente 10,000 pesos

mensuales en 1991. Esto significaba que Salinas recibía 4000 pesos extra cada mes, una cantidad significativa para esa época. Carmen decidió que necesitaba más evidencia contemporánea.
Fue a buscar a Luis Santana, el exoficial que había sido honesto en su entrevista anterior. Señor Santana, necesito preguntarle sobre el comandante Ricardo Salinas. Santana se tensó inmediatamente. Detective, Salinas es muy poderoso. No quiero problemas con él. ¿Qué sabe sobre su participación en

las actividades de extorsión? Detective, ¿estás segura de que esta conversación es confidencial? Completamente.
Santana miró alrededor de su taller para asegurarse de que estuvieran solos. Salinas era el cerebro detrás de toda la operación. Mendoza era solo el administrador de nivel medio, como lo sabe, porque vi a Salinas recibir dinero directamente en dos ocasiones. Una vez Mendoza le entregó un sobre en

el estacionamiento de la estación. Otra vez vi a Salinas contar dinero en su oficina mientras Mendoza esperaba.
¿Por qué no mencionó esto en nuestra entrevista anterior? Porque pensé que ustedes solo estaban investigando el nivel del turno nocturno. No sabía que sospechaban de Salinas. Carmen continuó tomando notas. Salinas interactuaba directamente con los comerciantes. No regularmente, pero sí conocía la

operación en detalle. Una vez escuché a Mendoza reportarle que un comerciante se estaba resistiendo a pagar y Salinas le dijo exactamente qué tipo de presión aplicar.
¿Esperanzas había sobre la participación de Salinas? Sí, y eso la tenía más asustada que cualquier otra cosa. Me dijo que tener evidencia contra oficiales de nivel básico era una cosa, pero tener evidencia contra el comandante general era extremadamente peligroso. Carmen sintió que finalmente

entendía por qué Esperanza había sido tan cuidadosa al esconder su evidencia.
No se trataba solo de corrupción a nivel de capitán, sino de una conspiración que llegaba hasta la cima del departamento. Señor Santana, ¿estaría dispuesto a testificar sobre lo que me ha contado? Santana vaciló. Detective, Salinas todavía tiene mucho poder. Podría hacerme la vida imposible.

Entiendo sus preocupaciones, pero testificar es la única manera de hacer justicia por esperanza y por todos los comerciantes que fueron victimizados. Habría protección para mí y mi familia.
Podemos arreglar protección de testigos si es necesario. Santana asintió lentamente. Está bien. Esperanza era una buena persona. Merece justicia. Carmen regresó a la estación con una comprensión completa de la conspiración. Ricardo Salinas había dirigido un esquema de extorsión sistemática. había

ordenado el encubrimiento cuando las autoridades federales comenzaron a investigar y muy probablemente había ordenado o aprobado el asesinato de esperanza cuando ella amenazó con exponer toda la operación.
Ahora necesitaba convencer al comandante Fuentes y al fiscal del distrito de que tenían suficiente evidencia para proceder contra uno de los oficiales de más alto rango en el estado. Esa noche, Carmen revisó todo el expediente una vez más, organizando la evidencia de manera cronológica y por tipo de

crimen.
tenía grabaciones de audio que identificaban a Salinas como líder de la conspiración, documentos escritos por esperanza detallando la estructura de la operación, testimonios de testigos que confirmaban la participación de Salinas, evidencia de un estilo de vida incompatible con ingresos legales,

patrones de comportamiento que mostraban encubrimiento y obstrucción.
Carmen sabía que mañana sería no de los días más importantes de su carrera o lograba convencer a sus superiores de proceder contra Salinas o el caso podría ser enterrado para siempre por presiones políticas. Pero cuando pensaba en Esperanza Herrera, una joven oficial que había dado su vida tratando

de hacer lo correcto, Carmen sabía que no tenía opción. Tenía que seguir adelante sin importar las consecuencias.
Carmen llegó a la oficina del fiscal del distrito Moreno a las 8 de la mañana cargando tres cajas de evidencia. El comandante Fuentes ya estaba allí junto con el procurador general del Estado, licenciado Antonio Vega. Detective Vázquez, dijo el procurador, entiendo que tiene evidencia que involucra

al subsecretario Salinas en actividades criminales. Sí, señor.
Tengo evidencia de que dirigió una operación de extorsión sistemática y que fue cómplice en el asesinato de la oficial Esperanza Herrera. Carmen presentó metódicamente toda la evidencia, las grabaciones de audio, los documentos financieros, los testimonios de testigos y el análisis forense que

identificaba la voz de Salinas. El procurador escuchó en silencio durante 45 minutos, revisando cada documento y escuchando cada grabación.
Detective, esta evidencia es convincente, pero acusar al subsecretario de seguridad tendrá consecuencias políticas enormes. Señor procurador, con todo respeto, Esperanza Herrera está muerta porque intentó hacer su trabajo honestamente. Las consecuencias políticas no pueden ser más importantes que

la justicia. El fiscal Moreno intervino. ¿Qué propone que hagamos, detective? Propongo que obtengamos órdenes de cateo para las propiedades de Salinas y órdenes para revisar sus cuentas bancarias. Después lo arrestamos.
El procurador se levantó y caminó hacia la ventana. Detective, necesito consultar esto con el gobernador antes de proceder. Carmen sintió frustración. Señor, cada hora que pase le da más tiempo a Salinas para destruir evidencia. entiendo, pero no puedo autorizar el arresto del subsecretario sin

coordinación política apropiada. Fuentes intervino.
Procurador, ¿qué pasaría si Salinas se entera de la investigación y decide huir? Por eso vamos a actuar rápidamente. Esperen mi llamada esta tarde. Carmen salió de la reunión sintiendo una mezcla de esperanza y ansiedad. Sabía que las siguientes horas serían cruciales para el caso. A las 2 de la

tarde, el procurador llamó. Detective Vázquez tiene autorización para proceder.
Las órdenes de cateo estarán listas en una hora. Carmen organizó rápidamente un equipo de seis detectives y 12 oficiales uniformados. Decidieron ejecutar las órdenes simultáneamente en la casa personal de Salinas, su oficina en el gobierno del estado y una propiedad secundaria en Puerto Vallarta. A

las 4 de la tarde, Carmen se presentó en la Casa de Salinas en la exclusiva colonia Providencia.
Era una mansión de dos pisos con jardines extensos y una reja de seguridad imponente. Salinas abrió la puerta personalmente. Era un hombre de 55 años, alto, con cabello gris y una presencia imponente que había desarrollado durante décadas en posiciones de autoridad. Detective Vázquez, ¿a qué debo

esta visita? Carmen mostró la orden de Cateo. Subsecretario Salinas, tengo una orden para registrar esta propiedad en conexión con la investigación del homicidio de Esperanza Herrera. La expresión de Salinas cambió inmediatamente. Esperanza Herrera. Ese

caso se cerró hace años. No, señor. El caso se reabrió cuando encontramos su cuerpo. Salinas leyó la orden de Cateo cuidadosamente. Detective, creo que hay un malentendido. Yo era comandante general cuando Esperanza desapareció. Personalmente supervisé la investigación. Sí, señor. Esa es exactamente

la razón por la cual necesitamos registrar su propiedad.
Carmen y su equipo entraron a la casa. Era lujosamente amueblada, con obras de arte caras. muebles importados y tecnología de última generación. En el estudio de Salinas, Carmen encontró una caja fuerte empotrada detrás de un cuadro. Subsecretario, necesito que abra esta caja fuerte. No tengo

obligación de facilitar su investigación más allá de permitir el cateo.
Carmen llamó a un especialista en cajas fuertes. Mientras esperaban, continuó registrando el resto de la casa. En el dormitorio principal encontró documentos bancarios que mostraban cuentas en tres bancos diferentes, incluyendo una cuenta en las islas Caimán, abierta en 1992. Subsecretario, ¿puede

explicar esta cuenta bancaria internacional? Tengo inversiones legítimas en el extranjero.
¿Qué tipo de inversiones? Eso es información privada. Consulte con mi contador. El especialista logró abrir la caja fuerte después de 2 horas. Su contenido era revelador, 150,000 pesos en efectivo, documentos de propiedades adicionales que no habían sido declaradas públicamente y un cuaderno con

anotaciones que parecían registros de pagos. Carmen examinó el cuaderno.
Contenía entradas mensuales de 1990 a 1994 con cantidades que correspondían exactamente con los números que Esperanza había documentado en su evidencia. ¿Puede explicar este cuaderno, subsecretario? Salinas miró el cuaderno y su compostura se quebró visiblemente. Detective, necesito hablar con mi

abogado.
Por supuesto, ese es su derecho. Pero subsecretario Ricardo Salinas está arrestado por homicidio, extorsión y corrupción. Carmen procedió a leer sus derechos mientras los oficiales le ponían las esposas. Esto es ridículo, protestó Salinas. Soy subsecretario de seguridad pública. No pueden tratarme

como un criminal común, señor. Todos somos iguales ante la ley.
En la estación, Carmen colocó a Salinas en la sala de interrogatorios principal. Decidió ser directa desde el principio. Subsecretario, tenemos grabaciones de su voz coordinando actividades de extorsión con el capitán Mendoza. Esas grabaciones podrían ser falsificadas. También tenemos análisis

forense que confirma que es su voz.
Carmen reprodujo una de las grabaciones más claras. Salinas escuchó en silencio y Carmen pudo ver que reconocía su propia voz. Además, tenemos el cuaderno de su caja fuerte que registra los pagos de extorsión mes por mes. Ese cuaderno registra inversiones privadas.

Inversiones privadas que corresponden exactamente con las cantidades documentadas por Esperanza Herrera. Salinas permaneció en silencio. Carmen continuó. También tenemos testimonios de oficiales involucrados y de comerciantes que fueron extorsionados. Todos confirman que usted dirigía la operación.

Los testimonios pueden ser comprados o fabricados.
Y la evidencia financiera, ¿cómo explica un estilo de vida que excede significativamente sus ingresos oficiales? Tengo inversiones exitosas y herencias familiares. Carmen abrió otra carpeta. Investigamos su historial financiero familiar. Sus padres eran trabajadores de clase media. No hay registro

de herencias significativas. Por primera vez, Salinas pareció genuinamente preocupado.
Subsecretario, Roberto Delgado ya confesó su participación en el asesinato de esperanza. Evaristo Mendoza también confesó, “Los dos dicen que usted ordenó la eliminación de esperanza cuando ella amenazó con exponer la operación. Eso es completamente falso. Yo nunca ordené ningún asesinato, pero

sabía de la operación de extorsión.” Salinas se quedó callado por un momento demasiado largo.
“Detective, quiero hacer un trato.” ¿Qué tipo de trato? Cooperar completamente a cambio de reducción de cargos. Carmen sintió una descarga de adrenalina. ¿Qué información puede proporcionar? La operación de extorsión era más extensa de lo que ustedes saben. Involucraba no solo a la policía

municipal, sino también a funcionarios del gobierno estatal.
¿Qué funcionarios específicamente? El secretario de desarrollo urbano, dos regidores del Ayuntamiento y el jefe de licencias comerciales. Carmen se dio cuenta de que el caso era incluso más grande de lo que había imaginado, cómo funcionaba esa red más amplia.

Los funcionarios del gobierno facilitaban licencias y permisos para los comerciantes que cooperaban con los pagos de protección. Los que se resistían enfrentaban problemas burocráticos constantes. Esperanza había sobre esta red más amplia. Salinas asintió lentamente. Sí, y eso la hacía

extremadamente peligrosa para todos nosotros. Usted ordenó su asesinato no directamente.
Pero cuando Mendoza me informó que Esperanza había recolectado evidencia de toda la operación, le dije que tenía que encontrar una manera de pararla. Carmen sintió que finalmente tenía la confesión que necesitaba. Sabía que Mendoza planeaba matarla. Sabía que iba a confrontarla. No sabía que iba a

matarla. Pero después del asesinato, usted ayudó a encubrir el crimen. Sí.
Ordené que el caso se clasificara como abandono voluntario para evitar una investigación profunda. Carmen terminó el interrogatorio con una confesión completa de la participación de Salinas en la conspiración de extorsión y en el encubrimiento del asesinato de Esperanza Herrera. Ahora tenía que

comenzar a investigar la red de corrupción más amplia que Salinas había revelado.
El caso, que había comenzado con el asesinato de una joven oficial se había convertido en una investigación de corrupción que podría sacudir los cimientos del gobierno de Jalisco. La confesión de Salinas había abierto un nuevo capítulo en la investigación.

Carmen llegó a la estación para encontrar al procurador general, esperándola con una expresión grave. Detective Vázquez, la confesión de Salinas ha llegado hasta el gobernador. Tenemos autorización para una investigación amplia de corrupción gubernamental. Carmen sintió una mezcla de satisfacción y

aprensión.
¿Qué recursos tendremos disponibles? Un equipo de 12 detectives, dos fiscales especiales y acceso a agentes del Ministerio Público Federal si es necesario. El procurador le entregó una lista de los funcionarios mencionados por Salinas. Mauricio Campos, secretario de desarrollo urbano, los regidores

Patricia Méndez y Carlos Ruiz y Humberto Vega, jefe de licencias comerciales.
Detective, quiero que proceda con cautela. Estos funcionarios todavía están en ejercicio y tienen conexiones políticas poderosas. Carmen organizó a su equipo ampliado. Decidieron comenzar con Humberto Vega, quien según Salinas era el enlace principal entre la operación policial y el sistema de

licencias comerciales. Vega trabajaba en el edificio del Ayuntamiento en una oficina del tercer piso.
Carmen y dos detectives se presentaron a las 10 de la mañana. “Señor Vega, somos detectives de la Procuraduría Estatal. Necesitamos hablar con usted sobre el proceso de licencias comerciales en el periodo de 1990 a 1994. Vega era un hombre delgado de 48 años, con anteojos y una actitud nerviosa que

se intensificó cuando vio a los detectives.
¿Hay algún problema con nuestros procedimientos? Estamos investigando irregularidades en el otorgamiento de licencias durante ese periodo. Carmen decidió ser directa. Señor Vega, tenemos información de que usted coordinaba con la policía municipal para facilitar licencias a comerciantes que pagaban

dinero de protección. Vega se puso pálido.
Eso es completamente falso. Nuestro proceso de licencia siempre ha sido transparente. Conocía al subsecretario Ricardo Salinas cuando él era comandante de policía. Lo conocía profesionalmente, por supuesto. Teníamos que coordinar ocasionalmente sobre temas de seguridad comercial. Carmen abrió una

carpeta con documentos.
Tenemos registros que muestran que comerciantes que pagaban a la policía recibían sus licencias en promedio 5 días más rápido que los que no pagaban. Eso podría ser coincidencia. Coincidencia en más de 200 casos durante 4 años. Vega comenzó a sudar visiblemente. Detective, necesito consultar con mi

supervisor. Su supervisor también está siendo investigado. Carmen mostró a Vega una fotografía de él. reuniéndose con Mendoza en un restaurante.
La fotografía había sido tomada por esperanza como parte de su documentación. ¿Puede explicar esta reunión con el capitán Mendoza? Vega miró la fotografía y su compostura se desplomó. Detective, yo nunca quise ser parte de esto. ¿Parte qué? Del esquema. Salinas me presionó para que cooperara. Dijo

que si no ayudaba, encontraría razones para despedirme.
Carmen sintió que estaba obteniendo otra confesión. ¿Cómo funcionaba exactamente el sistema? Mendoza me daba una lista cada mes de comerciantes que estaban cooperando con el programa de seguridad. Yo tenía que asegurarme de que sus licencias se procesaran rápidamente y sin complicaciones.

Y los comerciantes que no cooperaban, sus aplicaciones se perdían, se encontraban irregularidades técnicas o se requerían documentos adicionales que creaban retrasos de meses. ¿Cuánto dinero recibía por esta cooperación? Vega vaciló 500 pesos mensuales. ¿Durante cuánto tiempo? Desde principios de

1991 hasta que Salinas dejó el comando en 1994. Carmen calculó rápidamente.
Vega había recibido aproximadamente 18,000 pesos durante 3 años, una cantidad significativa para un funcionario municipal. Señor Vega, sabía que el dinero que recibía provenía de extorsión a comerciantes. Salinas me dijo que era una tarifa voluntaria por servicios de seguridad mejorados. ¿Le creyó?

Honestamente no quería saber los detalles, solo quería mantener mi trabajo.
Carmen terminó la entrevista con Vega con otra confesión completa. El funcionario acordó cooperar completamente con la investigación a cambio de consideración en los cargos. La siguiente parada fue la oficina del secretario de desarrollo urbano, Mauricio Campos. Como era un funcionario de nivel

estatal, Carmen necesitaba ser más cuidadosa en su aproximación.
Campos tenía una oficina grande en el edificio del gobierno estatal con vista a la plaza principal. Era un hombre imponente de 50 años con una actitud que sugería que estaba acostumbrado a ejercer poder. Detective Vázquez. ¿En qué puedo ayudarla? Secretario Campos, estamos investigando

irregularidades en el otorgamiento de permisos de construcción durante el periodo en que Ricardo Salinas era comandante de policía. Campos se recostó en su silla.
Detective, soy secretario de desarrollo urbano desde 1995. En el periodo que menciona yo era subsecretario bajo diferentes administraciones. Carmen revisó sus notas. Correcto. Pero según nuestros archivos, usted tenía autoridad significativa sobre los permisos de construcción, incluso como

subsecretario.
¿Qué tipo de irregularidades están investigando? Tenemos evidencia de que ciertos desarrolladores recibían permisos acelerados a cambio de pagos no oficiales. Campos mantuvo su compostura, pero Carmen notó un ligero endurecimiento en su expresión. Detective, el proceso de permisos siempre ha

variado dependiendo de la complejidad del proyecto.
Carmen abrió su carpeta. Secretario, tenemos una grabación de una conversación entre usted y Ricardo Salinas discutiendo tarifas especiales para ciertos proyectos. Era una mentira, pero Carmen quería ver la reacción de Campos. Eso es imposible. Nunca tuve ese tipo de conversaciones con Salinas.

¿Estás seguro? Porque tenemos evidencia de que usted recibió pagos regulares durante 1991 y 1992. Campos se levantó de su escritorio. Detective, creo que esta reunión ha terminado. Si tienen cargos específicos contra mí, pueden presentarlos formalmente a través de mi abogado. Carmen sabía que

Campos era más sofisticado que los otros sospechosos. Necesitaría evidencia más sólida para quebrar su resistencia. Secretario, una última pregunta.
¿Conocía a la oficial Esperanza Herrera? No, nunca escuché ese nombre. Ella fue la oficial que documentó las actividades de extorsión. Fue asesinada en 1991. Por primera vez, Campos mostró una reacción emocional. Detective, yo no tuve nada que ver con el asesinato de ningún oficial. Carmen se

levantó. Gracias por su tiempo, secretario. Estaremos en contacto.
Al salir de la oficina de campos, Carmen sabía que necesitaba más evidencia financiera para proceder contra él. Decidió enfocar sus esfuerzos en los regidores Patricia Méndez y Carlos Ruiz, quienes podrían ser más vulnerables a la presión. Patricia Méndez tenía su oficina en el Ayuntamiento. Era

una mujer de 45 años que había sido regidora durante dos periodos consecutivos.
Regidora Méndez, estamos investigando irregularidades en el Consejo Municipal durante los años 90. ¿Qué tipo de irregularidades? Votaciones sobre regulaciones comerciales que parecen haber beneficiado específicamente a negocios que tenían acuerdos especiales con la policía. Méndez frunció el seño.

No entiendo a qué se refiere.
Carmen mostró una lista de votaciones del Consejo durante 1991 y 1992. En cada uno de estos casos usted votó para relajar regulaciones que habrían afectado negativamente a comerciantes específicos. Voté basándome en el mérito de cada caso. Es coincidencia que todos estos comerciantes estuvieran en

la lista de cooperadores del programa de extorsión policial. Méndez se quedó callada por un momento.
Detective, ¿qué exactamente está sugiriendo? Estoy sugiriendo que usted recibió instrucciones o incentivos para votar de manera que protegiera los intereses de los comerciantes que estaban siendo extorsionados. Eso es una acusación muy seria. Sí lo es.

¿Tiene alguna explicación para estos patrones de votación? Méndez se levantó y caminó hacia la ventana. Detective Ricardo Salinas era muy persuasivo cuando quería algo. Carmen sintió que estaba cerca de otra confesión. ¿Qué tipo de persuasión usaba? Me dijo que ciertos votos ayudarían a mantener la

paz social y la estabilidad económica en la ciudad.
¿Le ofreció algo a cambio de estos votos? Méndez vaciló. Me prometió apoyo político para futuras candidaturas. ¿Alguna compensación financiera? Detective, necesito hablar con mi abogado. Antes de continuar esta conversación, Carmen terminó el día con confesiones parciales de tres funcionarios y

evidencia clara de una red de corrupción que se extendía mucho más allá del departamento de policía.
Sabía que los próximos días serían cruciales para completar la investigación y asegurar que todos los responsables enfrentaran justicia por su papel en el sistema que había costado la vida a Esperanza Herrera. Carmen se despertó sabiendo que este sería uno de los días más importantes de su carrera.

Después de dos semanas de investigación intensiva, finalmente tenía evidencia suficiente para procesar a todos los responsables del asesinato de Esperanza Herrera y de la red de corrupción que lo había motivado.
A las 8 de la mañana se reunió con el procurador general y el fiscal especial para revisar todos los cargos que serían presentados. Detective Vázquez, dijo el procurador, en mis 30 años como fiscal, nunca he visto una investigación que exponga un nivel tan sistemático de corrupción.

Carmen tenía organizados los expedientes de cada acusado, Evaristo Mendoza. Homicidio en segundo grado, extorsión, conspiración criminal, obstrucción de la justicia. Ricardo Salinas. Homicidio en primer grado como instigador. Extorsión agravada. Conspiración criminal, lavado de dinero, obstrucción

de la justicia. Roberto Delgado, homicidio en segundo grado como cómplice. Extorsión, conspiración criminal.
Humberto Vega, corrupción de funcionario público, conspiración criminal. Patricia Méndez, corrupción de funcionaria pública, abuso de autoridad. Mauricio Campos, corrupción de funcionario público, lavado de dinero. ¿Están preparados los arrestos simultáneos?, preguntó Carmen. Sí, respondió el

fiscal especial. Tenemos equipos listos para arrestar a Campos y Méndez en una hora.
A las 10 de la mañana, Carmen observó desde la sala de operaciones mientras se coordinaban seis arrestos simultáneos en diferentes partes de Guadalajara. Mauricio Campos fue arrestado en su oficina del gobierno estatal mientras se preparaba para una reunión del gabinete. Las noticias reportaron que

salió del edificio gubernamental esposado, rodeado de periodistas y cámaras.
Patricia Méndez fue arrestada en su casa mientras desayunaba con su familia. Sus vecinos en la exclusiva colonia Chapalita observaron mientras los detectives la escoltaban a un vehículo oficial. A las 11 de la mañana, Carmen se dirigió al juzgado donde se llevaría a cabo la audiencia de

formalización de cargos. Los medios de comunicación habían convertido el caso en noticia nacional.
El juez Martínez, quien presidiría el caso, había solicitado que todos los acusados comparecieran juntos para la lectura de cargos. Carmen observó desde la galería mientras los seis acusados entraban a la sala. Mendoza parecía resignado. Salinas intentaba mantener una fachada de dignidad.

Delgado estaba visiblemente nervioso y los funcionarios públicos parecían estar en shock. En el caso del estado de Jalisco contra Evaristo Mendoza y otros, comenzó el juez, se les acusa de los siguientes crimen. La lectura de cargos tomó 20 minutos. Carmen sintió una satisfacción profunda mientras

escuchaba cada acusación que había trabajado para documentar.
Después de la audiencia, Carmen se dirigió a la casa de Rodrigo Herrera para informarle sobre los arrestos. Rodrigo abrió la puerta con ojos enrojecidos, pero con una expresión de alivio que Carmen no había visto antes. Detective, vi las noticias. No puedo creer que finalmente estén arrestando a

todos los responsables. Señor Herrera, quería informarle personalmente que tenemos evidencia sólida contra todos ellos. Van a enfrentar justicia.
por lo que le hicieron a su hermana. La madre de esperanza apareció desde la cocina. Detective Vázquez, no tengo palabras para agradecerle lo que ha hecho por nuestra familia. Carmen abrazó a la anciana. Señora, su hija era una heroína. Murió tratando de hacer lo correcto y ahora el mundo entero

sabrá la verdad. Rodrigo se sentó en el sofá familiar.
Detective, ¿qué va a pasar ahora con los juicios? Los casos van a proceder por separado. Mendoza y Salinas enfrentan cargos de homicidio, así que sus juicios serán los más complicados. Los funcionarios públicos probablemente aceptarán acuerdos de culpabilidad a cambio de sentencias reducidas.

¿Cuánto tiempo podrían recibir? Mendoza podría recibir entre 15 y 25 años.
Salinas, como cabecilla de la conspiración podría recibir cadena perpetua. Los otros se enfrentan entre 5 y 15 años dependiendo de su nivel de cooperación. Carmen pasó la siguiente hora respondiendo preguntas de la familia y explicando el proceso legal que seguiría. Al día siguiente, Carmen comenzó

una serie de interrogatorios finales para extraer todos los detalles posibles sobre la extensión de la red de corrupción.
Su primera sesión fue con Humberto Vega, quien había acordado cooperar completamente. “Señor Vega, necesito que me cuente sobre otros casos donde el sistema de licencias fue manipulado.” Vega abrió una carpeta que había preparado. “Detective, documenté todo después de nuestras conversaciones. Hay

al menos 50 casos adicionales donde se aplicaron criterios diferentes basándose en los acuerdos con la policía.
” Carmen revisó la lista. Inc. restaurantes, tiendas de ropa, farmacias y pequeños supermercados. ¿Había otros funcionarios involucrados además de usted? Sí, mi asistente María González sabía lo que estaba pasando. También el supervisor de inspecciones, Jorge Ramírez. Carmen tomó nota de los nombres

adicionales.
Estos funcionarios recibían compensación. María recibía 200 pesos mensuales. Jorge recibía 300 porque tenía que encontrar violaciones en los negocios que no cooperaban. ¿Cuántos comerciantes estima que fueron afectados en total? Entre los que pagaban voluntariamente y los que fueron presionados,

probablemente más de 200 durante los 4 años que duró la operación.
Carmen se dio cuenta de que la escala de la victimización era mucho mayor de lo que había calculado inicialmente. Su siguiente interrogatorio fue con Patricia Méndez, quien había decidido cooperar después de que su abogado le explicó la fuerza de la evidencia en su contra. Regidora Méndez, necesito

que me explique cómo Ricardo Salinas la presionaba para votar de cierta manera. Méndez parecía haber envejecido 10 años en los últimos días.
Detective, Salinas tenía un método muy sofisticado. Nunca me decía directamente cómo votar, entonces, ¿cómo comunicaba sus deseos? Me enviaba documentos informativos antes de cada sesión del consejo. Estos documentos destacaban los beneficios para la seguridad pública de votar de cierta manera en

temas específicos.
Carmen revisó copias de estos documentos que habían sido confiscados durante el cateo. Todos los regidores recibían estos documentos. No, solo Carlos Ruiz y yo. Éramos los únicos que teníamos influencia suficiente en las votaciones comerciales. ¿Alguna vez cuestionó la legitimidad de estas

recomendaciones? Méndez bajó la cabeza. Detective. Salinas era muy respetado.
Tenía una reputación de ser incorruptible y dedicado a la seguridad pública. Cuando él sugería algo, parecía razonable. Cuando se dio cuenta de que era parte de algo ilegal. Honestamente, no hasta que ustedes me arrestaron. Yo pensaba que estaba ayudando a mantener un ambiente comercial estable.

Carmen entendió que Méndez podría haber sido manipulada más que corrompida directamente, pero eso no la absolvía de responsabilidad legal. Su interrogatorio final fue con Mauricio Campos, quien había sido el más resistente a cooperar. Secretario Campos, tenemos evidencia financiera de depósitos

irregulares en sus cuentas durante 1991 y 1992. Campos había perdido su arrogancia inicial.
Detective, yo no pedí ser parte de esto, pero aceptó serlo. Salinas me dijo que había desarrollado un sistema para agilizar proyectos de desarrollo que beneficiaban la economía local. ¿A cambio de qué? Campos suspiró profundamente. 5% de los contratos que se aprobaban rápidamente. Carmen calculó

mentalmente.
Durante esos años Campos había aprobado contratos por millones de pesos. Un 5% habría representado una fortuna. ¿Cuánto dinero recibió en total? Aproximadamente 200,000 pesos durante 2 años. Carmen se dio cuenta de que Campos había sido el que más se había beneficiado financieramente de toda la

operación. ¿Sabía que este dinero provenía en parte de extorsión a pequeños comerciantes? No, Salinas me dijo que provenía de tarifas de eficiencia que los desarrolladores pagaban voluntariamente.
Esa tarde, Carmen organizó una conferencia de prensa para informar a la comunidad sobre la extensión completa de la investigación. La sala de prensa estaba llena de periodistas locales y nacionales. Carmen se sintió nerviosa, pero sabía que era importante que el público entendiera la magnitud de lo

que había ocurrido.
Damas y caballeros, comenzó Carmen, la investigación del asesinato de la oficial Esperanza Herrera ha revelado una red de corrupción que afectó a cientos de comerciantes y ciudadanos de Guadalajara durante un periodo de 4 años. Carmen presentó las estadísticas. Más de 200 comerciantes

extorsionados, seis funcionarios públicos arrestados y aproximadamente medio millón de pesos en sobornos y extorsión documentados.
Detective, preguntó un periodista, ¿cómo es posible que esta corrupción operara durante tanto tiempo sin ser detectada? La operación fue diseñada para parecer un programa legítimo de seguridad mejorada.
Los ciudadanos que querían reportar problemas no sabían a quién acudir porque los mismos oficiales que los extorsionaban eran quienes habrían recibido las quejas. Otro periodista preguntó, “¿Cree que hay otros casos similares en otros departamentos de policía?” Carmen vaciló. Era una pregunta

complicada porque no quería crear pánico, pero tampoco podía ignorar la posibilidad. Esta investigación se ha enfocado específicamente en Guadalajara durante el periodo de 1990 a 1994.
Sin embargo, estamos compartiendo nuestros métodos investigativos con otros departamentos que quieran revisar sus propios archivos de casos cerrados. Después de la conferencia de prensa, Carmen recibió llamadas de familiares de otros oficiales de policía que habían desaparecido o muerto en

circunstancias sospechosas durante los años 90.
Una llamada en particular la impactó profundamente. Era de la hermana de un detective llamado Miguel Vázquez, sin relación familiar con Carmen, que había muerto en un accidente de auto en 1993, 2 años después del asesinato de esperanza. Detective, mi hermano había mencionado que estaba investigando

irregularidades en el departamento poco antes de su muerte. Cree que podría haber una conexión.
Carmen prometió revisar el caso, aunque sabía que después de 11 años sería mucho más difícil encontrar evidencia. Al final del día, Carmen reflexionó sobre el impacto que la investigación había tenido en la comunidad. Los comerciantes que habían sido extorsionados finalmente podían hablar

abiertamente sobre sus experiencias. Varios habían formado un grupo de apoyo para ayudarse mutuamente con el trauma de haber sido victimizados por las mismas autoridades que se suponía debían protegerlos.
El departamento de policía había implementado nuevos protocolos de transparencia y supervisión para prevenir futuros casos de corrupción. Se estableció una línea directa para reportar irregularidades que era manejada por autoridades federales independientes. Carmen también sabía que el caso había

inspirado a otros oficiales honestos a ser más vigilantes sobre la corrupción en sus propios departamentos.
Pero lo más importante para Carmen era que Esperanza Herrera finalmente había recibido justicia. Su nombre había sido limpiado, su familia tenía closure y su sacrificio había resultado en cambios significativos que protegerían a futuras generaciones de oficiales y ciudadanos. Al llegar a casa esa

noche, Carmen encontró una carta que había sido deslizada bajo su puerta. Era de la madre de Esperanza.
Detective Vázquez, no tengo palabras suficientes para expresar mi gratitud. Durante 13 años, mi hija fue recordada como una oficial que abandonó su deber. Ahora, gracias a usted, será recordada como la heroína que realmente fue. Que Dios la bendiga por devolvernos a nuestra esperanza.

Carmen guardó la carta en su escritorio, sabiendo que la conservaría por el resto de su carrera como recordatorio de por qué había elegido ser detective. Carmen se ajustó el uniforme de gala mientras se preparaba para la ceremonia más importante de su carrera. El auditorio del Palacio de Gobierno

de Jalisco estaba lleno de autoridades estatales, familiares de víctimas, periodistas y ciudadanos que habían seguido el caso desde el principio.
El gobernador había decidido organizar una ceremonia pública para honrar la memoria de Esperanza Herrera y reconocer el trabajo investigativo que había expuesto la red de corrupción más grande en la historia moderna de la policía de Guadalajara. Los juicios habían concluido la semana anterior con

resultados que Carmen consideraba justos, aunque algunos habían tomado más tiempo del esperado.
Evaristo Mendoza había sido sentenciado a 23 años de prisión por homicidio en segundo grado, extorsión y conspiración criminal. Durante su juicio, había confesado públicamente todos los detalles del asesinato de esperanza, pidiendo perdón a la familia. Ricardo Salinas había recibido la sentencia

más severa, cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El jurado había determinado que como cabecilla de la conspiración era culpable de homicidio en primer grado. Sus bienes habían sido confiscados para compensar a las víctimas de extorsión. Roberto Delgado había recibido 15 años después de su cooperación completa con la investigación.

Su testimonio había sido crucial para entender exactamente cómo se había cometido el asesinato y el encubrimiento posterior. Los funcionarios públicos habían recibido sentencias más cortas, pero significativas. Mauricio Campos había sido sentenciado a 8 años y inhabilitación permanente para ejercer

cargos públicos. Patricia Méndez había recibido 5 años de prisión y trabajos comunitarios.
Humberto Vega había recibido tres años por su cooperación extensiva. Carlos Ruiz, el regidor que inicialmente había negado todo, finalmente había confesado y recibido 4 años de prisión. Detective Vázquez. La voz del maestro de ceremonias la sacó de sus reflexiones. Por favor, acérquese al podium.

Carmen caminó hacia el frente del auditorio.
En la primera fila estaban sentados Rodrigo Herrera y su madre, ambos vestidos formalmente para la ocasión. El gobernador tomó el micrófono. Ciudadanos de Jalisco, nos hemos reunido hoy para honrar la memoria de una joven oficial que pagó el precio máximo por defender la integridad y la honestidad

en el servicio público.
Carmen escuchó mientras el gobernador narraba la historia de Esperanza Herrera, su dedicación al trabajo, su descubrimiento de la corrupción, su intento de hacer lo correcto y su asesinato por quienes habían jurado proteger y servir. Esperanza Herrera representa lo mejor de lo que significa ser

servidor público. Su ejemplo nos recuerda que la integridad no es negociable sin importar las consecuencias personales.
El gobernador se dirigió hacia una estatua cubierta que había sido colocada en el centro del escenario. Por lo tanto, es mi honor dedicar este monumento a la oficial Esperanza Herrera, que será ubicado permanentemente en la entrada principal de la Academia de Policía de Jalisco.

Cuando se quitó la cubierta, se reveló una estatua de bronce de esperanza en uniforme, sosteniendo una placa que decía Esperanza Herrera 1969-191, heroína de la integridad policial. Su sacrificio protege a las futuras generaciones. Carmen sintió lágrimas en sus ojos mientras la audiencia aplaudía.

Rodrigo y su madre se abrazaron llorando. El gobernador continuó. Además, estoy anunciando la creación del programa Esperanza Herrera para la integridad policial, que proporcionará protección especial para oficiales que reporten corrupción, así como un fondo de compensación para víctimas de abuso

policial. Después de los discursos oficiales, Carmen fue invitada a hablar sobre la investigación. Hace 4 meses, comenzó Carmen, un obrero de construcción encontró algo que cambiaría nuestras vidas para siempre. Lo que comenzó como la investigación de un homicidio se convirtió en una búsqueda de

justicia que expuso años de corrupción sistemática. Carmen miró hacia la familia Herrera. Esperanza Herrera no murió en vano.
Su evidencia meticulosamente recolectada nos permitió no solo encontrar a sus asesinos, sino desmantelar completamente la red criminal que la mató. Carmen continuó describiendo los cambios que se habían implementado en el Departamento de Policía como resultado de la investigación. Nuevos protocolos

de supervisión, rotación obligatoria de oficiales para prevenir la formación de redes corruptas y un sistema de reporte independiente para irregularidades.
Pero lo más importante, concluyó Carmen, es que más de 200 comerciantes que fueron victimizados durante años finalmente han recibido justicia, esperanza, luchó por ellos y ahora ellos pueden vivir sin miedo. Después de la ceremonia, Carmen se acercó a la familia Herrera. Señora Herrera, ¿cómo se

siente? La anciana tomó las manos de Carmen.
Detective, hoy puedo cerrar los ojos y ver a mi hija sonriendo. Ella sabe que su muerte no fue en vano. Rodrigo abrazó a Carmen. Detective, usted le devolvió la dignidad a mi hermana. Nunca podremos pagarle lo que ha hecho, señor Herrera. Ver justicia para su hermana es todo el pago que necesito.

Más tarde esa tarde, Carmen visitó el cementerio donde habían enterrado finalmente los restos de Esperanza Herrera.
La tumba tenía una lápida nueva que decía Esperanza Herrera. Oficial de policía, heroína. 19691 murió defendiendo la justicia. Carmen colocó flores frescas en la tumba. Esperanza, sé que no nos conocimos en vida, pero siento como si te hubiera conocido a través de tu trabajo, tu integridad y tu

valentía. Espero haber hecho justicia a tu memoria. Carmen reflexionó sobre todo lo que había aprendido durante la investigación.
había descubierto que la corrupción policial no era solo un problema de individuos deshonestos, sino un problema sistemático que requería soluciones sistemáticas. El caso también le había enseñado que la verdad, sin importar cuánto tiempo permanezca enterrada, eventualmente sale a la luz cuando hay

personas dedicadas a buscarla.
Al salir del cementerio, Carmen recibió una llamada de su supervisor. Carmen, tengo noticias. El fiscal federal quiere reunirse contigo mañana. Han recibido información sobre casos similares en otras ciudades de México. Carmen sintió una mezcla de emoción y aprensión. ¿Qué tipo de información?

Familias de oficiales desaparecidos en los años 90 que quieren que apliques tus métodos investigativos a sus casos.
Carmen sabía que esto significaba que su trabajo estaba lejos de terminar. El caso de Esperanza Herrera había sido resuelto, pero había cientos de otros casos similares esperando investigación. Comandante, “Estaré lista.” Al llegar a casa esa noche, Carmen abrió su computadora y comenzó a escribir

un reporte completo sobre la investigación del caso Herrera.
Sabía que este reporte sería usado como manual de entrenamiento para otros detectives que enfrentaran casos similares. Mientras escribía, Carmen pensó en todas las lecciones que el caso le había enseñado. La importancia de nunca aceptar versiones oficiales sin investigación independiente, la

necesidad de proteger a los testigos que tienen el valor de hablar contra la corrupción, el valor de la persistencia cuando se trata de buscar justicia para las víctimas.
Pero la lección más importante era que una sola persona íntegra como Esperanza Herrera puede hacer una diferencia enorme incluso después de su muerte. Carmen terminó su reporte con una reflexión personal. El caso de Esperanza Herrera nos recuerda que la justicia no tiene fecha de expiración.

13 años después de su asesinato pudimos honrar su memoria y continuar su trabajo. Cada detective que lea este reporte debe recordar que no trabajamos solo para los vivos, sino también para aquellos que murieron defendiendo los principios que juramos proteger. Al día siguiente, Carmen se despertó

sabiendo que había casos similares esperándola.
Familias que habían perdido a seres queridos por defender la integridad, víctimas de corrupción que nunca habían recibido justicia. y oficiales honestos que necesitaban protección para hacer lo correcto. Carmen guardó una fotografía de Esperanza Herrera en su escritorio, donde la vería todos los

días como recordatorio de por qué su trabajo era tan importante.
El caso había terminado, pero el legado de Esperanza Herrera apenas comenzaba. Su historia se convertiría en inspiración para futuras generaciones de oficiales de policía. Su nombre sería recordado como símbolo de integridad y su sacrificio continuaría protegiendo a ciudadanos inocentes durante

décadas.
Carmen cerró el expediente del caso Herrera y abrió el primero de los nuevos casos que la esperaban. Había trabajo por hacer, justicia por buscar y familias que necesitaban respuestas. Esperanza Herrera finalmente descansaba en paz, pero su lucha por la justicia continuaría a través de todos

aquellos inspirados por su ejemplo. Fin. Epílogo. 5 años después, 2009, el programa Esperanza Herrera para la integridad policial había resultado en la investigación exitosa de 14 casos similares en todo México.
Carmen Vázquez había sido promovida a comandante de la División de Crímenes contra Servidores Públicos. especializándose en casos de corrupción policial. La estatua de Esperanza Herrera en la Academia de Policía se había convertido en un símbolo nacional de integridad policial visitada por cadetes

de todo el país que juraban seguir su ejemplo.
Los comerciantes de Guadalajara, que habían sido víctimas de extorsión, habían formado una asociación que trabajaba con la policía para prevenir futuros casos de corrupción. Ricardo Salinas murió en prisión en 2007. Evaristo Mendoza cumplía su sentencia trabajando en programas de rehabilitación

para otros presos. Rodrigo Herrera se había convertido en activista por los derechos de las víctimas de corrupción policial, hablando regularmente en academias de policía sobre la historia de su hermana.
El nombre de Esperanza Herrera vivía para siempre como símbolo de que la justicia, aunque tarde, siempre llega para aquellos que luchan por lo correcto.

Advertisement ×