César Millán, conocido a nivel mundial como el “Encantador de Perros”, ha sido durante años una figura central en el mundo del adiestramiento canino.
Su capacidad aparentemente innata para calmar y rehabilitar perros agresivos o con problemas de conducta le ganó admiración internacional, una serie de televisión exitosa y una marca personal de gran valor.
Sin embargo, detrás del carisma y la seguridad con que se presentaba en pantalla, hay una historia más compleja, marcada por la pobreza, la lucha, la fama repentina y, más tarde, una serie de controversias que pusieron su legado en entredicho.
Uno de los momentos más delicados de su carrera llegó en 2018, cuando fue objeto de una investigación por parte del FBI, lo cual generó gran revuelo en los medios y entre sus seguidores.
César Felipe Millán Favela nació en 1969 en Culiacán, Sinaloa, México, y creció en un entorno rural muy modesto.

Su familia vivía en un rancho sin agua corriente ni electricidad.
Desde muy pequeño, desarrolló una conexión especial con los animales, especialmente con los perros, que parecían responder instintivamente a su presencia.
Su abuelo lo apodaba “el perrero” por su manera natural de comunicarse con los canes.
A los 21 años, César tomó una de las decisiones más arriesgadas de su vida: cruzar ilegalmente la frontera hacia Estados Unidos.
Llevaba consigo apenas 100 dólares, sin hablar inglés y sin contactos en el país.
Sus primeros años en Los Ángeles fueron muy duros.
Trabajó en lo que pudo: lavando autos, limpiando casas y cortando el pelo a perros en una peluquería canina.
Fue en ese ambiente donde comenzó a destacar por su habilidad para controlar perros difíciles, lo que poco a poco lo fue posicionando dentro del mundo del adiestramiento.

En 2004, la vida de César Millán dio un giro radical con el lanzamiento de su programa televisivo “Dog Whisperer” en National Geographic Channel.
Su estilo único, basado en la llamada “energía tranquila y asertiva” y en la teoría de la dominancia, atrajo rápidamente a una audiencia mundial.
El programa fue un éxito rotundo, transmitido en más de 80 países, y convirtió a Millán en una celebridad internacional.
Gracias al programa, César lanzó libros, productos para mascotas, centros de rehabilitación canina y seminarios.
Su imperio creció exponencialmente y su historia de superación se convirtió en una fuente de inspiración.
Sin embargo, mientras el público aplaudía sus métodos, comenzaron a surgir críticas desde el mundo académico y de defensa animal.
El éxito también trajo una ola de cuestionamientos.
Muchos veterinarios y etólogos comenzaron a expresar su preocupación por las técnicas de adiestramiento que Millán mostraba en televisión.
Entre las prácticas más criticadas se encontraban el uso de collares de ahorque, correcciones físicas y el sometimiento de los perros como medio para “establecer jerarquía”.
Uno de los episodios más controvertidos ocurrió en 2006, cuando en pantalla se vio a César reducir a un perro hasta dejarlo inconsciente para “controlar su agresividad”.
Este incidente desató una fuerte reacción por parte de grupos de bienestar animal, quienes lo acusaron de crueldad y de promover métodos obsoletos y peligrosos.
A partir de allí, su figura empezó a polarizar: para algunos seguía siendo un héroe; para otros, un personaje cuestionable.
Más allá de lo profesional, César enfrentó también momentos personales muy duros.
En 2010, sufrió la muerte de su perro Daddy, su fiel compañero y “asistente” en muchos episodios del programa.
Ese mismo año, su esposa le pidió el divorcio, lo cual sumió a Millán en una profunda depresión.
En medio de su desesperación, intentó quitarse la vida.
Esta experiencia traumática lo llevó a una pausa en su carrera y a buscar ayuda profesional para su salud mental.
En 2018, el nombre de César Millán volvió a aparecer en los titulares, esta vez por razones mucho más serias.
El FBI realizó una investigación en su propiedad en California.
Aunque los detalles nunca fueron completamente revelados al público, trascendió que se revisaron contratos, documentos financieros y grabaciones relacionadas con sus programas y clínicas de adiestramiento.
Las autoridades también evaluaron denuncias relacionadas con el trato a los animales y el uso de técnicas no autorizadas.
Aunque no se presentaron cargos formales, la investigación impactó negativamente en su reputación y provocó la caída de varias de sus empresas.
Algunos patrocinadores se distanciaron y sus apariciones públicas se volvieron menos frecuentes.
Millán, que había sido una figura omnipresente en los medios durante años, optó por adoptar un perfil más bajo.
A pesar de las controversias, César Millán sigue siendo una figura influyente en el mundo del adiestramiento.
En los últimos años ha intentado modernizar su enfoque, acercándose más a las técnicas basadas en el refuerzo positivo.
También ha hablado abiertamente sobre sus errores del pasado, reconociendo que algunas de sus prácticas ya no son apropiadas bajo los estándares actuales.
Su historia ha abierto un importante debate dentro de la comunidad animalista sobre la ética en el adiestramiento y la necesidad de basar las técnicas en evidencia científica.
Muchos nuevos entrenadores citan su influencia inicial, pero se han alejado de sus métodos para adoptar enfoques más amables y efectivos.
La vida de César Millán es un reflejo de cómo la fama puede catapultar a alguien desde la pobreza hasta la cima del éxito, pero también cómo puede exponer y amplificar errores humanos.
Su conexión con los perros es innegable, pero su legado está marcado tanto por su talento como por sus controversias.
Aún hoy, sigue siendo un nombre que genera conversación, inspiración y, para muchos, cuestionamiento.
Su historia, con luces y sombras, nos recuerda que incluso los más grandes deben evolucionar y rendir cuentas ante sus actos, especialmente cuando se trata del bienestar de los seres vivos.