Le picaba el cuerpo, pensaba q era alergia diagnosticaron ca…ver mas
Le picaba el cuerpo, pensó que era una alergia, pero un duro diagnóstico le cambió la vida
Durante varias semanas, Laura Gómez, una joven madre de 32 años, comenzó a experimentar una intensa picazón en la piel. Al principio pensó que se trataba de una simple alergia. Cambió su jabón, evitó ciertos alimentos e incluso visitó a un dermatólogo, quien le recetó cremas y antihistamínicos. Nada funcionaba. La comezón se intensificaba cada día, afectando su sueño, su estado de ánimo y su rutina diaria.
“Era desesperante”, cuenta Laura. “Sentía que algo se movía por dentro, me rascaba hasta sangrar y no encontraba alivio con nada. Pero nunca imaginé lo que estaba por venir”.
Cansada de no obtener respuestas claras, decidió acudir a un hospital para someterse a estudios más profundos. Tras varios análisis de sangre y una biopsia de piel, recibió un diagnóstico que la dejó helada: linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático.
La noticia fue devastadora. “Jamás pensé que una picazón fuera señal de cáncer. Lloré, sentí miedo, y lo primero que pensé fue en mi hija pequeña. ¿Qué sería de ella si yo no estaba?”, recuerda con voz entrecortada.
El linfoma de Hodgkin, aunque poco común, puede manifestarse con síntomas engañosos. Además del picor persistente, algunos pacientes presentan fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso o inflamación de ganglios. En el caso de Laura, la única señal era la picazón constante, lo que dificultó un diagnóstico temprano.
Afortunadamente, el cáncer fue detectado en una etapa relativamente inicial, lo que aumentó sus probabilidades de recuperación. Inició quimioterapia y enfrentó el proceso con una mezcla de miedo, coraje y esperanza.
“Cada sesión era una batalla, pero no podía rendirme. Mi hija era mi motor. Me aferré a la vida con todas mis fuerzas”, asegura.
Durante el tratamiento, Laura perdió el cabello, bajó de peso y tuvo que dejar su empleo. Sin embargo, también descubrió una red de apoyo que jamás imaginó: familiares, amigos e incluso desconocidos se unieron para ayudarla emocional y económicamente.
Hoy, un año después de su diagnóstico, Laura ha terminado su tratamiento y los médicos le han dado buenas noticias: el cáncer está en remisión. Aunque sigue en controles periódicos, ha recuperado su energía y su visión de la vida ha cambiado por completo.
“Ahora valoro cada día como un regalo. Aprendí que escuchar al cuerpo es vital. Una simple picazón me salvó la vida porque insistí en buscar respuestas”, concluye.
Su historia ha sido compartida en redes sociales y ha inspirado a muchas personas a no ignorar síntomas, por pequeños que parezcan. Laura es hoy una voz activa en campañas de prevención del cáncer y un testimonio viviente de que la detección temprana puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.